MASTER
CARLOS OVALLE DE LEON
PROFESOR
DE MATEMATICAS Y FISICA
Va dirigido muy especialmente a
"corazones pitagóricos", con la esperanza de que sea posible poder
juntar, en la enseñanza y el aprendizaje de la matemática, rigor y
sentimientos, recuperando así, para el noble oficio de educar matemáticamente
la dimensión pasional que nunca debió perderse.
Pongamos un poco de imaginación. Todos
nosotros en un arca o en una nave espacial, alejándonos de "Todos" y
diciendo "¡Adiós! Hasta siempre, que les vaya bien"...y en el arca o
en la nave todos los libros de matemáticas, los elementos de computación, las
calculadoras, las reglas, los compases, los números, las gráficas, los
teoremas, los conceptos y los métodos....
Todos nosotros juntos en la lejanía pero
cuidando de nuestro gran tesoro... las
reacciones mundiales serían inmediatas. Si
bien en un primer momento las noticias podrían ser curiosas ("Se fueron
todos los profesores de matemáticas", "¡Qué alivio!",
"¿Volverán?", "¡Adiós al
fracaso escolar!", "Un mundo sin números"...) y las reacciones
de algunos estudiantes podrían ser preocupantes ("Ya era hora",
"¿De verdad?",
"¿Seguro que se fueron?",...) pero
pronto la parálisis mundial se produciría: billetes sin cifras, sastres sin
cintas de medir, termómetros sin escalas, cajeros sin posibilidades de contar,
enfermeras sin medicinas medibles, electrocardiogramas sin curva, loterías sin
números, automóviles sin velocímetro,... recuerden que en este escenario no
estamos,
"ni nosotros ni las matemáticas"...
seguramente en pocos minutos gran parte de la humanidad quedaría colapsada y
pronto empezaríamos a recibir mensajes insistentes pidiendo ayuda
("vuelvan rápido", "si quieren irse ustedes váyanse pero que
ellas regresen", "ellas no son solo suyas",...).
A partir de este momento podrían darse dos
situaciones posibles: si nosotros decidiéramos no regresar la humanidad
empezaría de nuevo a desarrollar matemáticas para su dinero, sus vestidos, sus
termómetros, sus cajas, sus medicinas, sus aparatos, sus loterías, sus automóviles,...
y de nuevo surgirían otros como nosotros pero con un larguísimo camino por
recorrer. La otra situación, mucho más posible que la anterior, sería nuestro
inmediato regreso.
Seguramente lo aprovecharíamos para
negociarlo ("¿vale el doble?", "¿ocho horas semana?",...)
pero el recibimiento sería apoteósico ("¡Gracias!", "¡Nunca
debieron irse!", "¡Regresen!",...).
La moraleja de este
caso es que quizás estaría bien que supiéramos transmitir a los demás la
importancia de nuestra disciplina y de nuestra labor, haciendo ver lo
positivo y lo negativo, para lo que sirven las matemáticas y para lo que no, la
diferencia entre el autoaprendizaje y la guía docente...
“UN MAESTRO NO PODRÁ ENSEÑAR
NUNCA EN FORMA VERDADERA, SI ÉL MISMO NO ESTÁ EN
ACTITUD DE APRENDER. UNA
LÁMPARA NO
PUEDE ENCENDER OTRA LÁMPARA
SI NO TIENE
ENCENDIDA SU PROPIA LLAMA”
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